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De acuerdo con análisis bancarios, los fundamentales del peso en la balanza de pagos son sólidos. No obstante, para analistas de IntercamBanco, el peso se depreciará moderadamente en el transcurso del año, “aunque no descartamos episodios de volatilidad dados los eventos locales e internacionales”. Sumado a algún tipo de evento extraordinario (black swan), no hay que olvidar que frente a una incertidumbre excepcional el tipo de cambio suele ser una adecuada válvula de escape. Nuestra estimación contempla que los fundamentales del peso se mantendrán sólidos, con un déficit de cuenta corriente plenamente financiado por Inversión Extranjera Directa, y con un todavía importante diferencial de tasas de interés.

En diciembre de 2023 la paridad cambiaria pesos por dólar cerró en 16.97 pesos por dólar, una apreciación de 2.43% respecto a noviembre y una apreciación de 14.89% vs el cierre de 2022. Hay que resaltar que sólo el Peso Chileno, la Lira Turca y el Peso Argentino se depreciaron en el mes de diciembre en 1.0%, 2.2% y 55.4%, respectivamente frente al dólar. La apreciación del peso se da en un entorno de menor incertidumbre, por el último anuncio de política monetaria del FED, y de entradas importantes de flujos al país.

En Estados Unidos, el último anuncio de política monetaria de la Reserva Federal estuvo acompañado de las estimaciones económicas de los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto, en particular, el cambio más notorio fueron los pronósticos para el cierre de 2024 de la tasa de fondos federales, donde dejaron ver un sesgo a reducir la tasa hasta en 75 puntos base antes que termine el año en curso.

Respecto a los mercados financieros, la reacción entre el cierre de noviembre y el cierre de diciembre fue:

i)             una depreciación del dólar en 1.9%, que por supuesto implica apreciación del resto de monedas

ii)            una caída en el Bono del Tesoro a 10 años de 4.32% a 3.87%, que lo regresa a su nivel de cierre de 2022

iii)           el diferencial de tasas de corto (tasa de fondeo menos tasa de fondos federales) y largo plazo (tasa del bono nominal a 10 años en pesos menos el bono del tesoro a 10 años) se mantuvo en 5.1 y 5.75 puntos porcentuales, respectivamente y ambos por encima de sus niveles de largo plazo

iv)           la prima de riesgo soberano, medida a través del Credit Default Swap a 10 años en dólares, retrocedió en 13.4 para ubicarse en 160.7 puntos, además es el menor en los últimos dos años.

Respecto a la economía mexicana, entre enero y noviembre de 2023 el saldo de remesas captadas fue de 56,662 millones de dólares (md), la cuenta de servicios turísticos registró entre enero y octubre ingresos por 17,498 md y la balanza comercial un déficit por 9,706md, es decir hay entradas de flujos al país por 83,866md. Las cifras un año atrás daban cuenta de 41,243md, prácticamente la mitad.

La economía mexicana creció aún en el 2023, un año complejo e incierto.

Nadie puede dudar, y menos rechazar que en el balance para la economía mexicana, el año pasado fue positivo, en el entorno global en donde se añadió el conflicto bélico entre Gaza e Israel a un entorno ya fragmentado por el conflicto entre Rusia y Ucrania. Adicionalmente, durante el año la política monetaria se tornó más restrictiva y los bancos centrales no dieron tregua en su lucha contra la inflación. A pesar de lo anterior, la economía global mostró resiliencia y en particular la economía mexicana destacó por su aceleración, ya que, las cifras más recientes, y nuestros estimados, reflejan que el país creció 3.4% en el 2023, después de crecer 3.9% en 2022, ambas cifras por encima del crecimiento potencial de la economía en 2.0%. A inicios de 2023 el consenso estimaba un crecimiento de apenas 1.0%.

Detrás del vigoroso ritmo de crecimiento de la economía en 2023 -dicen analistas de IntercamBanco- se observó un fuerte dinamismo en la demanda interna en los rubros de consumo privado e inversión productiva. Respecto al primero se observó crecimiento de salarios, creación de empleos, repuntes en la confianza de los consumidores, captación de remesas en máximos históricos, además, de una masa salarial creciendo de manera considerable y el crédito al consumo que durante los primeros diez meses del año creció a tasas de doble dígito. Para la inversión, los esfuerzos de la administración saliente para terminar los proyectos emblema dieron un impulso a la construcción de obras de infraestructura y también la compra de maquinaria y equipo privada como antesala para proyectos relacionados con el nearshoring. En Estados Unidos se estima que la economía creció 2.4% en 2023, después de crecer 1.9% en 2022, dejando muy lejos el escenario de recesión que se estaba estimado al inicio.

En efecto, 2024 es en términos generales un año bueno, pero incierto ante las elecciones federales. En a la demanda externa, se anticipa desaceleración en la economía estadounidense; por ejemplo, el consenso de Bloomberg estima un crecimiento del PIB en apenas 1.3%. La demanda externa ha continuado creciendo en el margen, sin embargo, los avances son cada vez más modestos. En el 2024 las exportaciones seguirán creciendo, aunque moderadamente, siendo que el principal motor de la economía mexicana será la demanda interna, al igual de lo que sucedió en el 2023. Esperamos un inicio particularmente positivo, ya que la economía estadounidense mostrará un crecimiento inercial, pero no debemos descartar signos de agotamiento en la segunda mitad del 2024, pues los efectos de la política monetaria restrictiva deberían comenzar a materializarse.

Para la demanda interna el incremento de 20% en el salario mínimo, el impulso fiscal programado en el paquete económico 2024 además de los adelantos en los programas sociales en el primer trimestre del año continuarán contribuyendo positivamente al consumo. Además, estimamos que las remesas y el crédito al consumo nuevamente serán pilares fundamentales en la economía de las familias. Para la inversión, podríamos ver avances más contundentes por el nearshoring, que en conjunto con la inversión pública contribuirán a darle un impulso adicional para la economía. En suma y considerando la incertidumbre en la evolución de las variables económicas, es probable que el PIB crezca entre 2.3% y 3.0%, acorde a cifras originales. Adicionalmente hay que recordar que este año es bisiesto, y que generalmente contribuye a 0.3 puntos porcentuales al crecimiento. Sumado a lo anterior, vale la pena destacar que tradicionalmente en años electorales la economía mexicana suele crecer 0.5 puntos porcentuales más. Nuestra estimación puntual considera un crecimiento de 2.7% para todo el año. Sin embargo, habrá que tomar en cuenta que de cumplirse nuestro pronóstico la actual administración registrará una tasa de crecimiento promedio de 1.1%, la menor desde el expresidente Miguel de la Madrid (1982-1988) en 0.6%.

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