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Rumbo al 2024, los partidos políticos en México enfrentan la más grave crisis de confianza en su historia, las siete organizaciones a nivel nacional (12 en algunos estados), dejaron de representar a los ciudadanos. Prueba irrefutable de ello son los elevados índices de abstencionismo, que rondan el 60 por ciento, en elecciones estatales o federales.

La gente está harta de los excesos de sus dirigentes, de la decadencia de sus prácticas clientelares, tribales, dedazos, alianzas, protagonismos y de la ignominiosa corrupción e impunidad con la que se conducen sus representantes populares cuando arriban al poder.

El oportunismo, disfrazado de alianzas o coaliciones, con el que se han conducido en los últimos años para mantener el control del poder las principales fuerzas políticas del país: PRI, PAN, PRD, MC, Morena y sus partidos satélites PVEM, PT, hartaron a los electores.

La alternancia en el poder fracasó, las expectativas ciudadanas no se cumplieron y la promesa del cambio se quedó en el limbo. Al final del día resulta que “es la misma gata, nomás que revolcada”.

Sí, nuestra clase política es fiel a la máxima de: “Vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error” y en cuanto no consiguen el cargo en el partido que militan se cambian de camiseta y de ideología como de calcetines. Sin el menor pudor saltan como “chapulines” al partido en el poder o al que les abre la puerta para seguir su lucha por la democracia. ¡Aja!

Justo ahora, atestiguamos la noble práctica del “Chapulineo”, en la supervivencia laboral de nuestros mediocres políticos, que, para fortuna de algunos en el Congreso, podrán buscar la relección del cargo.

En la rebatinga electoral tenemos por ejemplo al PRD, que analiza competir con candidaturas federales propias al Senado y Cámara de Diputados, tras denunciar que las dirigencias nacionales de sus aliados PAN y PRI pretenden excluir las candidaturas ciudadanas y perredistas de la coalición opositora.

También, tenemos a los arrepentidos o reconvertidos en sus lealtades políticas, como Alejandro Armenta, que brincó del priismo a Morena y ahora es el candidato de la #4T al gobierno de Puebla; Lucy Meza que renunció a Morena y va por Morelos representando al Frente Amplio por México y Joaquín “Huacho” Díaz que pasó del PAN a Morena y va por el gobierno de Yucatán.

Así, en este contexto, se retomó hace unos días la vieja propuesta de integrar un gobierno de coalición en México. Xóchitl Gálvez, los dirigentes nacionales del PAN, PRI y PRD y los grupos parlamentarios, que conforman el Frente Amplio por México, presentaron, en el Senado, una iniciativa para emitir la Ley Reglamentaria de los Gobiernos de Coalición.

Xóchitl Gálvez, dijo que con esta iniciativa se pretende garantizar todas las expresiones de pluralidad y que el poder no sea de un solo hombre o mujer.

“La democracia que inicia en las urnas se tiene que trasladar al gobierno y regular el ejercicio del gobierno, tenemos que terminar con el hiperpresidencialismo y garantizar la estabilidad y eficacia del gobierno en turno”, afirmó.

Esta reforma presenta tres aspectos de gran relevancia:

• Uno, permite resolver la problemática de los gobiernos divididos, al abrir y compartir la tarea pública de manera plural.

• Dos, fortalece la solvencia del gobierno para garantizar el cumplimiento de las demandas ciudadanas asumidas por los partidos políticos y sus candidaturas, cuando piden el voto con base en su plataforma electoral.

• Tres, convierte a la Plataforma Electoral de la Coalición en el Programa de Gobierno, y éste en el corazón de ese gobierno, para la nominación y operación de un gabinete plural, comprometido a la implementación de políticas públicas surgidas de los compromisos hechos con la ciudadanía.

No es la primera vez que se plantea, desde 2014, Manlio Fabio Beltrones, considera que el Gobierno de Coalición otorga más gobernabilidad que una segunda vuelta.

Y así la ha defendido: “El régimen político está agotado, no funciona para la coyuntura actual y es en la legitimidad de los gobernantes en donde recae el deterioro…Hablamos de dos cosas: gobierno de coalición para gobernabilidad democrática; ratificaciones para asegurarnos de la calidad del conocimiento de quienes integren el gobierno”.

En 2018, se presentó bajó el nombre de “Cuarto Polo”, autoría de Dante Delgado, dirigente de Movimiento Ciudadano (MC) y defendida por el entonces jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, que aseguraba:sería la suma de mayorías -partidos y ciudadanos-  respaldando un proyecto común que responda a las necesidades del país y los mexicanos de manera consensuada con el Congreso.

Sin duda, la premisa de ésta propuesta es que todos los partidos ganen al integrarse el gobierno, pues estarían representados por sus mejores hombres y mujeres en lugar de lamentar o vengar su derrota desde el Congreso bloqueando o aprobando sin “mover una coma” las iniciativas que envíe el mandatario en turno, como sucedió en los sexenios anteriores y el reciente, poniendo en riesgo la gobernabilidad.

¿Se atreverán nuestros legisladores a vencer las mezquindades políticas que nos han llevado a los gobiernos de tercios? Vamos contrarreloj.

@guillegomora