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La emoción que embarga al presidente Andrés Manuel López Obrador no es para menos, ya que el acto masivo que encabezará hoy, se trata también del destape formal para el 2024, ni más ni menos que de la jefa del Gobierno de la Ciudad de México, Claudia  Sheinbaum. Ya lo dijo el propio tabasqueño, en esta carrera que él inauguró de manera por demás temprana, no hay lo que en el pasado se conoció como “tapados”. Se supone que el inquilino de Palacio Nacional, juega pockar abierto.

Irresponsable, por otra parte la convocatoria porque mientras el presidente siguió en su gustadísimo “stand-up” mañanero invitando a la gente sin cubrir lo que deberían ser requisitos indispensables de sana distancia y cubrebocas, y se veían en todas las colonias de la capital de la República, por ejemplo, cartelones en los que se podía apreciar la imagen del de Tepetitán invitando al Zócalo, que seguramente costaron mucho dinero, la variante del Covid-19, Omicron llegó al primer país latinoamericano, Brasil, donde fueron detectados los primeros dos casos, un hombre de 41 años de edad y su esposa de 37. Entonces Brasil cerró sus fronteras a seis países africanos.

Mientras aquí en México, en un absurdo “coro a dos voces”, tanto el inquilino de Palacio Nacional como el mismísimo subsecretario Hugo López Gatell, volvieron a la carga al asegurar que aquí no se hará eso. En el colmo de esta situación, López Obrador dijo, -palabras más, palabras menos-, que al evento de hoy, donde habrá mariachi, otros grupos de música mexicana y hasta rumba, (como si hubiera algo, aunque sea mínimo que festejar), quien quiera puede llevar cubre bocas y si no, no hay ningún problema.

Es en esto precisamente donde reside la irresponsabilidad del tabasqueño, que en días anteriores, ha minimizado hasta con soberbia la presencia de esta nueva cepa de Covid-19. “Los que van a venir seguramente vienen vacunados”, dijo, sin embargo, el señalar que la restricción del cubrebocas es autoritarismo es muy absurdo. ¿No se ha dado cuenta que en México se registraron ayer 3 mil 307 nuevos casos de Covid?

De cualquier manera, el presidente “echó la casa por la ventana”  y no se cansa de decir que los consentidos de este 1 de diciembre, “son los ciudadanos, el pueblo”

En su lenguaje corporal, López Obrador refleja un evidente hartazgo, entre otras razones, porque no ha podido ejercer a placer su política de masas, por eso hizo un intento hace unos meses cuando una pirámide de cartón, ocupó parte de la explanada del Zócalo capitalino.

Y ayer, el Ejecutivo echó mano de algo que dijera el Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, respecto a Omicron, cuando señaló aquello de que “sí es motivo de preocupación pero hasta el momento, no de pánico”. Definitivamente, el tabasqueño no quiere que nada ni nadie le amargue su momento estelar en el que destapará a su carta fuerte para el 2024 y medirá su popularidad, pero ésta última podría ser un mero espejismo porque después del 1 de diciembre, podría bajar, quién sabe si mucho o poco, pero sin duda, habrá que comprobarlo, porque está tan emocionado de tener el doble de popularidad a mitad del camino que la del expresidente Enrique Peña Nieto y mayor que otros exmandatarios, Felipe Calderón y Vicente Fox.

Una cosa es el apoyo popular y otra muy diferente, que vaya a informar algún logro no ha logrado la paz, no ha controlado la inflación y menos aún ha podido controlar a la delincuencia organizada.

Y en esto último, en los preparativos de la magna y hasta faraónica celebración que iniciará en punto de las tres de la tarde y a las cinco, viene el lento y prolongado discursos de López Obrador, (a lo mejor hasta una limpia le hacen, no estaría de más), su flamante y eficiente secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, compareció ante Comisiones en el Palacio Legislativo de San Lázaro y no dejó de llamar la atención que esta vez no la acompañaran sus compañeritos del gabinete de seguridad de esta errada y llamada cuarta transformación.

Obvio, no estuvo en el pleno, pero fue igual de enjundiosa la funcionaria para defender la “estrategia” lópezobradorista para combatir la inseguridad y a la delincuencia organizada. Así, descartó “abominables alianzas” con algún cartel,  “porque hemos decidido estar del lado correcto … y pintar la raya frente al crimen, tengan la cert3eza que no hay pactos abominables con el crimen organizado”

La secretaria de Seguridad, envió mensajes a su equipo de trabajo al advertir que si alguno traiciona “desde ahora le digo, tendrá que enfrentar a la justicia porque no vamos a cubrir a nadie”.

Y en ese extraño ejercicio de darse “golpes de pecho”, la señora Rodríguez aseguró que “no caeremos en el imperdonable error de culpar a las propias víctimas de su muerte”.

Por cierto, lo que no dejó de causar hasta risa en algunas de las curules, fue que muy seria y contundente, asegurara que “La política de ‘abrazos no balazos’, es sinónimo del uso de la inteligencia… y ha evitado que mueran personas inocentes en los operativos del Gobierno”.

Eso sí, la funcionaria no dio más detalles ni cifras duras de este tema porque sabe y muy bien cuán equivocada está, ya que los daños colaterales es algo que es muy difícil de controlar, si no, que Rosa Icela Rodríguez les pregunte a los secretarios de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval, y de Marina, José Rafael Ojeda.

Muy convencida, la secretaria de Seguridad justificó; “Porque al crimen organizado no sólo se enfrenta con operativos, sino donde más les duele: en su cartera», pero, ojo, ella no ha inventado “el hilo negro” en este tenor, está muy, pero muy lejos de ello.

En resumidas cuentas, muy mal le fue a la secretaria de Seguridad en el Palacio Legislativo de San Lázaro, con todo y que legisladores del partido oficial, Morena, la cobijaron.

MUNICIONES

*** Todo indicaría que el flamante titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, (UIF), Pablo Gómez Alvarez, está “enseñando el cobre” y fue puesto en esa posición para evitar que alguien pueda hurgar en esos negocios medio oscuros y turbios que tienen los hijos del presidente. ¡Qué Pena!

*** Qué mal “couchea” el senador Félix Salgado Macedonio a su hija, la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado. Nadie le avisó al legislador morenista que su retoño iba a encabezar un evento en el que estuvo enmarcada en un remedo de bandera nacional, con un águila, -que más bien parecía buitre-, y una serpiente formando, -casualmente-, una letra “S” y las alas abiertas del ave, una letra “M”. En cuanto se percató de ese pequeño detalle, la mandataria estatal se “lavó las manos” y dijo que se trataba de un diseño de artesanos guerrerenses. Bueno, al senador Salgado le gusta cultivar su ego al precio que sea.

morcora@gmail.com