Los 20 principales politólogos estadunidenses tratan de salvar el sistema democrático -cuyo mayor representante es nuestro vecino del norte- y han empezado a remover los ánimos de ciudadanos, autoridades y políticos de todos los niveles para eliminar esa amenaza mediante un documento cuyos fundamentos son los siguientes:
“¿La democracia estadounidense se viene erosionando en diversos frentes sociales, culturales y económicos?
“Se ha detectado la existencia de grietas en la cohesión social (o sea, los ciudadanos, más fragmentados que nunca), el ascenso del tribalismo, la erosión de normas democráticas como el compromiso del respeto a la ley y la pérdida de fe en los sistemas electoral y económico.
“Ninguno piensa que el final está cercano o que es demasiado tarde para resolver los muchos problemas de EUA. Los académicos afirman que es en las instituciones estadounidenses donde la democracia ha probado ser más resiliente. Hasta el momento, el sistema de pesos y contrapesos está funcionando; las cortes supervisan al Poder Ejecutivo, la prensa sigue libre y vibrante y el Congreso esta (casi) cumpliendo con su papel de contraparte en el poder.
“Pero hay una sensación de que las campanas de alarma están sonando. Yascha Mounk, catedrática sobre temas de gobierno en la Universidad de Harvard, lo sintetizó muy bien: ‘Si las tendencias actuales continúan por otros 20 ó 30 años, la democracia estará frita’.
Nancy Bermeo, profesora de Política en las universidades de Princeton y Harvard, ha emitido un recordatorio que puso a temblar a todos: “Las democracias simplemente no se colapsan, ya que eso “implica un proceso de falta de voluntad”. Las democracias mueren debido a decisiones deliberadas de los seres humanos.
“Generalmente, se debe a que la gente en el poder da por sentada la existencia de las instituciones democráticas. Poco a poco las desvinculan de la ciudadanía. Desarrollan sus propios intereses, distantes de los intereses de los electores. Promueven políticas que les benefician y lastiman al grueso de la población. Si esta conducta es prolongada -afirma Bermeo– el resultado es el enojo, una sociedad dividida que va rompiendo los lazos de unión.”
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