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Con la convicción de que tú no cabes en los siguientes renglones, pero sospechando que el presidente López Obrador te adjudica alguno de los adjetivos que con frecuencia dedica a los periodistas, te mando la lista que un diario capitalino adelantó hoy hace un año, por si deseas completarla. Te van tal como los definen el los diccionarios:          

            Calumniadores.- Atribuyen o imputan falsamente  a una persona palabras, actos o intenciones para causarle daño o perjudicarle. 

            Hampones.- Aquellos que viven en forma marginal, cometiendo delitos de  manera habitual.

            Fifís.- Adjetivo despectivo predilecto de AMLO, que adjudica sobre todo a varones con modales delicados y exagerados.

            Cajamanes.-  (Del español colombiano) Hombres acuerpados y robustos.

            Pasquineros.- Autores de escritos anónimos, satíricos o críticos que se colocan en lugares públicos.

            Conservadores.- Partidarios de mantener los valores políticos, sociales y morales tradicionales, oponiéndose a reformas o cambios radicales de la sociedad.

            Insensibles.- Que no son capaces de percibir sensaciones a través de los sentidos, o que son duros de corazón; que no son capaces de emocionarse ante la belleza y los valores estéticos y sentimientos como el amor, la ternura, etc.

            Mentirosos.- Que dicen o manifiestan lo contrario de lo que se sabe, se cree o se piensa.

            Neoliberales.- Practicantes y/o defensores del liberalismo o el liberalismo tecnocrático, que es la corriente económica y política capitalista inspirada y responsable del resurgimiento de las ideas asociadas al liberalismo clásico, o primer liberalismo, desde las décadas de 1970 y 1980.., que apoyan una amplia liberalización de la economía, el libre comercio en general y una drástica reducción del gasto público y de la intervención del Estado en la economía a favor del sector privado, que pasaría a desempeñar las competencias tradicionalmente asumidas por el Estado.

            Corruptos.- Funcionarios públicos que desertaron de la ética; sustancias, cuerpos descompuestos. La corrupción política se refiere  a actos delictivos cometidos por autoridades públicas que abusan de su poder e influencia al hacer mal uso intencional de los recursos financieros gubernamentales. Disolutos, licenciosos, viciosos…

            Si se trata de insultar, mucho o poco, a cualquier persona pero sobre todo a los periodistas, AMLO suele hacer afirmaciones como la siguiente:

            “Nunca he utilizado un lenguaje que estigmatice a los periodistas.., nosotros no utilizamos un lenguaje ofensivo. No los vemos como nuestros enemigos, sino como adversarios.”

            Como podrás confirmar, ya el presidente López Obrador se habría divorciado de los instrumentos lingüísticos que utilizó desde sus primeras mañaneras, siendo regente de la aún Ciudad de México y convirtió en la plataforma prepreprepreelectoral que adoptó contra la normatividad constitucional y nadie, ni su gran enemigo Fox -quien de plano se rajó…-, lo frenó ni lo acusó de abusar del lenguaje.

            O sea, Julio, que el Presidente de la República fue renunciando al lenguaje que le ayudó a escalar la cumbre política donde hoy se encuentra, o simplemente evita que sus más usadas palabrotas puedan perjudicar su imagen pública en el final de su carrera política, como ocurrió a su héroe revolucionario, Francisco I. Madero, asesinado por pronunciar cuatro escasas palabras que lo convirtieron en héroe de la Historia de México:

            Sufragio efectivo, no reelección…

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