Compartir

El presidente Andrés Manuel López Obrador, ha de estar, como dice un conocido refrán, “que trina” porque justo en el cumpleaños ni más ni menos que del expresidente Felipe Calderón y por esos extraños azares que tiene el destino, en una primera votación, no pudo obtener la tan indispensable mayoría calificada, -le faltó un solo voto, nada más uno-, para que la Comisión Permanente aprobara la realización de un período extraordinario, -muy apretado, por cierto-, con el único objetivo de aprobar la tan ansiada revocación de mandato que el de Tepetitán quiere sacar adelante al precio que sea.

Sin embargo, la historia no estaba definitivamente escrita, Morena intentaba una última “patada de ahogado” al regresar el tema de la revocación de mandato a Comisiones y ese único voto de parte del petista Joel Padilla, parecía marcar la diferencia.

Y como dicen los legisladores priístas, al igual que el resto del Bloque Opositor, como los del PAN y del PRD, ¿para qué tanta prisa?, ¿con qué objeto realizar un período extraordinario cuando estamos a poco más de una semana para que el primer día de septiembre empiece el ordinario con el enésimo informe de Gobierno de López Obrador?

Antes de que iniciaran los trabajos de la Permanente, López Obrador envió ni más ni menos que a la flamante secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero a reunirse con los legisladores de todos los partidos e intentar convencerlos de la viabilidad de ese hasta absurdo período extraordinario. La oposición no estuvo presente por desaire a la funcionaria o más bien porque no fueron convocados.

Qué bien, por un lado que el presidente López Obrador se haya decidido a que sea la Segob la instancia adecuada, -como antes-, para establecer enlaces con el Legislativo, pero, paradójicamente, qué mal, porque la responsable de la política interna del país, carece de capacidad de convocatoria e interlocución con ese otro Poder y ahí está lo ocurrido en la Permanente como contundente prueba; no en balde, por las “exbenditas redes sociales” y aún en los corrillos políticos, mucho se comenta que la señora ministra en retiro, no es capaz de cumplir ni siquiera, la labor de ornato.

Por otra parte y con una sonrisa bien plantada una vez transcurrida la dramática votación, Dulce María Sauri, presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados habló de lo que indudablemente es una derrota más del inquilino de Palacio Nacional: “no creo que tenga viabilidad (el período extraordinario) porque es innecesario, es precipitado y en el dictamen que fue aprobado con un procedimiento dudoso, muchísimas deficiencias y no contempla lo que es indispensable que es la reforma de la Ley Orgánica del Congreso de la Unión en el caso que el Sí por la revocación de mandato sea el que triunfe”.

Dicha derrota fue producto en buena parte de que el denominado Bloque Opositor cerró filas y no dejó pasar el capricho del presidente, sin embargo, desde la víspera de este momento culminante, se veía que López Obrador y Morena tenían factura pendientes, específicamente por el caso del desafuero del diputado del PT, Mauricio Toledo, toda una “fichita” a la que hasta su compañero diputado, Gerardo Fernández Noroña defendió y ahora, una vez fugado a Chile el exdelegado de Coyoacán, curiosamente el voto faltante para aprobar el período extraordinario fue el del senador petista Joel Padilla, que simplemente, no se presentó.

Con ello, el mensaje que deja una de las rémoras del partido oficial, es que no pueden esperar el apoyo del PT, ¿ciegamente?, cuando en Morena no han sido recíprocos.

En una entrevista, la senadora del PAN, Kenia López Rabadán señaló y no sin razón que: “La ley es muy clara. Se requerían dos terceras partes y Morena no obtuvo las dos terceras partes. Es evidente que no les gusta perder y hoy han perdido”.

Incluso, la legisladora panista, recordó aquella accidentada y vergonzosa sesión en la que la titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Rosario Piedra rindió protesta y en la que presuntamente, los legisladores de Morena habrían hecho trampa: “es lamentable porque esta Legislatura va a quedar marcada por el robo de dos votos de la CNDH, ¿recuerdan?”.

Por lo demás, en la sesión de ayer de la Permanente, quedó perfectamente claro que muchos legisladores de Morena no tienen ni la menor idea de lo que están haciendo en sus respectivos cargos. Una vez que el presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, Eduardo Ramírez, hizo pública la votación con la que los morenistas recibieron tremenda cubetada de agua helada, con agresivos gritos pidieron la reposición del procedimiento y que se diera un debate sobre la apremiante necesidad que tenían para sacar adelante un apretado período extraordinario para complacer a su jefe y líder, lo cual no permite el Reglamento del Congreso y así, ante tal impotencia, todo se les fue en señalar al senador chiapaneco Ramírez y acusarlo hasta de deslealtad a su partido. Así el nivel de ignorancia.

Al momento de escribir estas líneas Morena intentaba una última “patada de ahogado” y convocó a una nueva y extraordinaria sesión en Comisiones a las 7 de la noche, en la que de “manera excepcional”, la presidenta de la Primera Comisión de Trabajo de Gobernación y Puntos Constitucionales y de Justicia de la Comisión Permanente, Ana Lilia Rivera, hacía un último intento por sacar adelante un tercer período extraordinario e intentar colarlo como de “urgente y obvia resolución” e intentar convencer a la oposición, algo que se veía muy difícil porque no hay consenso.

MUNICIONES

*** Y en eso de los enojos del inquilino de Palacio Nacional en los que busca, no quien se la haga sino quien se la pague, un día fue la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez, a quien sigue trayendo en la mira y ayer arremetió en contra del vicegobernador del Banco de México, Gerardo Esquivel, a quien calificó de ultra tecnócrata “diciendo no se puede lo que plantea el presidente (las reservas de Banxico) no se puede porque no se quiere porque son muy cuadrados”, aquí cabría subrayar, ¿porque no se cumplen sus deseos, ocurrencias o caprichos o como se les quiera llamar? Lo que pide el presidente es prácticamente imposible, tendría que reformar la Ley del Banco de México y ese camino es muy largo, más para el tabasqueño que se nota que no tiene la menor idea en los temas financieros, y como no acepta consejos ni correcciones, pues peor.

*** Tan solo unas horas pasaron para que por las exbenditas redes, Gerardo Esquivel respondiera: “En democracia, el disenso no es siempre confrontación. La deliberación pública siempre será bienvenida”. Lo cierto es que la tentación de López Obrador de echar mano de las reservas internacionales para pagar deuda, habla un poco, o más bien un mucho, de esta intromisión en la autonomía del Banco Central.

morcora@gmail.com