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En los actuales momentos de su gestión, seguramente el presidente Andrés Manuel López Obrador le quitará el título de “benditas” a las redes sociales, como les llegó a llamar en alguna ocasión, en sus tiempos de candidato. Esto, porque el fin de semana su gira por Quintana Roo para supervisar el destartalado Tren Maya, al que por la red ya bautizaron como el “Tren Falla”, se vio opacada por lo que dio a conocer el periodista Carlos Loret, sobre cómo vive uno de los hijos del inquilino de Palacio Nacional: José Ramón López Beltrán, quien habita lujosísima residencia en Estados Unidos, sin trabajar ni hacer nada de provecho, simplemente por ser esposo de Carol Adams, pues, ¿qué encanto constante y sonante le vió a López Beltrán la joven señora que ya le dio su primer nieto al presidente de México?

Habrá que ver con qué sale en el gustadísimo “stand-up” mañanero el de Tepetitán; es más, habrá que ver si sale a plantarse ante los reporteros, como lo hizo luego de haber contraído Covid, en su variante de Omicron. Ello, porque durante todo el fin de semana corrió la versión, precisamente por las “exbenditas redes sociales” de que en Palacio Nacional se había instalado un cuarto rojo, dado, supuestamente, el mal estado de salud del Ejecutivo.

Para qué hace corajes el tabasqueño, el primero, que mermó su salud, fue cuando estuvo en nuestro país la secretaria de Energía de Estados Unidos, Jennifer Granholm, quien en su declaración dijo de manera textual: “En cada reunión expresamos abiertamente las preocupaciones reales de la Administración Biden-Harris sobre el potencial impacto negativo de las reformas energéticas propuestas en México sobre la inversión estadunidense en el país. La reforma propuesta (por López Obrador), también puede dificultar los esfuerzos conjuntos de México y Estados Unidos en materia de energía limpia y clima”.

Bueno, digamos que ahí sí había motivo para que el tabasqueño se molestara con el poderoso país del norte, pero en esta ocasión, el golpe fue a la cabeza y el corazón de quien tanto pregona la austeridad; entonces, no es difícil suponer que su salud pudo haberse visto amenazada, aunque también está la otra versión respecto a que se trataría de una estrategia, de esas que tanto le gustan a López Obrador, para autovictimzarse y automartirizarse y evadir de esta manera los muchos pendientes y errores que pesan sobre su administración.

Dentro de estos pesares por los que transita el presidente que por cierto, físicamente no se ve muy bien que digamos, hay que destacar, por otra parte que cuando Adán Augusto López Hernández llegó a la secretaría de Gobernación, mucho se empezó a hablar de que pudo haber sido incluido en la adelantada carrera presidencial rumbo al 2024, incluso, como una carta fuerte.

Sin embargo  pese a haberse perfilado como una de las piezas negociadoras con las que cuenta esta errada y llamada cuarta transformación, hasta ahorita, el responsable de la política interna del país se ha descubierto más bien como un personaje tibio, pero eso sí, muy sometido a la voluntad de su jefe, aunque no se puede soslayar que ha hecho lo que puede para tratar de meter paz en los conflictos cada vez más acendrados que vive Morena y una prueba palpable de ello  es que el fin de semana estuvo en la VIII Reunión Plenaria de los senadores de dicho partido en la que lo primero que hizo fue exhortarlos a dejar de lado “las batallas estériles” y hacer frente, en unidad, a los retos que representa la discusión de las reformas constitucionales en materia eléctrica, político electoral y de la Guardia Nacional, así como el ejercicio de la Revocación de Mandato.  

Aseguró que no “vale la pena estar divididos”, pues cada quien asumirá la responsabilidad política que ejerce, pero no se le debe dar argumentos a los adversarios. 

El titular de la Segob dijo que es necesario que la bancada morenista tenga la fuerza de la unidad, porque “no será fácil la batalla en los próximos años y mucho menos en el 2024”. 

Refirió que una vez que termine el Parlamento Abierto sobre la reforma eléctrica, iniciará una serie de recorridos por el país, para que quienes son parte de gabinete y acompañados de las y los senadores, vayan a los estados a explicar lo que contiene y agregó, “si no somos capaces de mantenernos unidos y dialogar, cómo vamos a ser capaces de construir acuerdos con la oposición, que nos permitan tener la mayoría que estas reformas requieren”. 

Finalmente, puso “focos rojos” al  advertir que los del partido oficial deben tener cuidado con los acuerdos que se hagan con los opositores, “porque aparentemente los podemos construir, pero ellos, terminan por no cumplirlos”.

Aquí habría que recordarle al flamante secretario de Gobernación que el que falta a la verdad y un día sí y al otro también, no cumple acuerdos, es otro. 

MUNICIONES

*** Vapuleada, señalada y duramente cuestionada, la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez, se presentó ante los senadores de Morena durante su VIII Reunión Plenaria, sabedora de que la iban a apapachar y nadie se atrevería a cuestionarla sobre el escándalo que aún se cierne en su cabeza, que tiene que ver con que cuando era presidenta municipal de Texcoco, hacía “un pase de charola” para que sus empleados, voluntariamente a fuerzas, dieran el 10 por ciento de sus respectivos salarios  para donarlos a Morena. Dicha recolección derivó en una generosa cantidad, alrededor 12 millones, 44 mil pesos. Y lo que ha hecho la titular de la SEP, es que cada vez que la cuestionan, opta por guardar silencio con una media sonrisa. Sobre los resultados que ha tenido la educación en esta pandemia de Covid-19, la funcionaria expuso puras cifras “maquilladas” y buenas intenciones, pero nada más.

*** Congelado se quedó el líder nacional de Morena, Mario Martín Delgado, quizás no se lo esperaba, pero el pasado sábado, recibió una fehaciente prueba de que deja mucho que desear al frente del CEN del partido oficial, porque por lo que respecta a la selección de candidatos, hace todo lo posible por meter a sus cuates. Intentando disimular su gesto de contrariedad, vio como en Gómez Palacio, Durango, un grupo de seguidores de José Ramón Enríquez, que se quedó con las ganas de ser el abanderado morenista al gobierno de Durango, le gritaron en su cara que es un “Corrupto Traidor”, cosa que desde luego, nada le agradó al dirigente morenista que había asistido a esa ciudad a entregarle la constancia de precandidata a Marina vitela. Al final del accidentado evento, los seguidores de Enríquez aventaron piedras y huevos a la camioneta que abordó Delgado, quien se enojó todavía más porque de inmediato por las “exbenditas redes” se conoció el tremendo abucheo del que fue objeto.