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Las recientes decisiones del gobierno de la República reflejan que el presidente López Obrador considera superada la peor etapa de la pandemia de la covid 19 y que ahora debemos concentrarnos en la reapertura de la economía y las actividades sociales y educativas.

            … Solo que un sector muy extendido de la opinión ciudadana mantiene la opinión de que el gobierno aún no cuenta con los suficientes elementos sólidos en materia de contagios y decesos en municipios, estados y demás sectores afectados por el coronavirus; en consecuencia, la ansiada reapertura se estaría implementando “a ciegas”, situación que conllevaría un enorme riesgo de que la epidemia se saliera de control.

            Sin embargo, el gobierno de AMLO ya se ubica en la etapa posterior a la pandemia, que es la etapa de solucionar la crisis económica, social y política de cada país afectado. En este terreno, las tendencias marcadas por el propio López Obrador suscitan preocupación porque implicarían un retroceso no solo respecto a la realidad reinante en los años 60´s y 70´s, sino incluso en la escala civilizatoria si nos atenemos a su aseveración de que el conocimiento es maligno y que las mediciones del comportamiento económico (PIB) nunca sirvieron y lo que ahora cuenta es la felicidad de la gente

            Visto así, parece que no sería prioridad de AMLO evitar la profunda crisis económica que se nos viene encima, sino implantar a rajatabla su visión personal de la política, la economía y la sociedad. En esa línea podrían estar inscritos el manotazo centralizador del sistema eléctrico nacional, la satanización de las energías limpias y renovables, la militarización de la seguridad pública y la reiteración teológica de los principios de honestidad y combate a la corrupción.

            El decreto de militarización, emitido en plena fase tres de la pandemia, no solo implicaría el reconocimiento del fracaso del modelo de seguridad de AMLO, basado en la Guardia Nacional -fracaso rotundo-, sino su probable previsión de procesos de inestabilidad y descomposición social derivadas de los estragos económicos y sociales de la pandemia, lo cual, sumado a la incesante violencia criminal, demandaría la participación conjunta de la Guarda Nacional y de las Fuerzas Armadas.

            En conclusión, la apuesta de AMLO para superar la crisis económica, social y de gobernabilidad es marcadamente excluyente de todo lo que no concuerde con la estrecha mira de sus ideas. Un ejemplo entre muchos, es el tema de la creciente violencia contra las mujeres, que se disparó en materia de agresiones intrafamiliares y feminicidas ya avanzada la pandemia. Esta realidad es negada de forma autoritaria e insensible por el presidente, desmintiéndole incluso, señora secretaria.

            La ruta sería, pues, estatismo, nacionalismo, populismo, autoritarismo y humanismo machista… ¿Qué diría al respecto Gobernación, doctora..?

            Atentamente.

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