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¡Fuera máscaras! La #4Transformación refrenda la tradición del “Dedazo” y su líder político- moral ungió a sus elegidos para sucederlo en el 2024: Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard compiten por la bendición final del Mesías de Palacio Nacional. Sin embargo, hay un tercero en discordia: Ricardo Monreal, el coordinador de Morena en el Senado.

Fiel a su estilo, Andrés Manuel López Obrador pone a prueba la “lealtad a ciegas” de sus colaboradores, además de gobernar al país, mientras sigue en campaña durante los próximos 2 años y medio que le quedan, a través del juego de la sucesión.

El presidente López Obrador abrió la Caja de Pandora y deberá (si es posible) controlar los golpes bajos entre los aspirantes presidenciales. Una tarea que se antoja titánica pues las tribus de Morena han comenzado a cerrar filas entre los candidatos destapados.

En la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, que pretende aplicar la técnica de su maestro (AMLO), declarando “a mí que den por muerta”, incorporó a su equipo a Martí Batres, en la Secretaría de Gobierno, a fin de que opere la estrategia de la sucesión con los radicales de Morena desde la capital del país, luego de la estrepitosa derrota que dicen le orquestó, Monreal.

Sí,al presidente de la Jucopo en el Senado, Ricardo Monreal, lo acusan de traicionar a Morena en las pasadas elecciones, en lo que consideraban su bastión: la CDMX. Quizá por ello no se le ha mencionado en el pulpito de Palacio Nacional y ahora advierte en sus entrevistas: “Voy a estar en la boleta presidencial, espero estar con Morena y con el presidente López Obrador (…) Quiero que sea con Morena, pero en este momento es largo el camino de reflexión”

Lo que Ricardo Monreal quiso decir es que va de frente y no se quita con o sin Morena: “Soy un aspirante normal, no un ambicioso vulgar, me he preparado para esto desde hace muchos años y a pesar de que la campaña anticipada me genera mucho ruido y descalificación, voy a estar ahí, puntual a la cita”.

Incluso, el zacatecano cuestionó el método de encuesta que anunció el dirigente del partido, Mario Delgado, para elegir al candidato a la Presidencia de México en 2024. Monreal dijo que está “muy desgastado y agotado” y reiteró que sería bueno que el partido promoviera otras alternativas para que se busque al sucesor del presidente de México y no divida al partido.

Por su parte, el canciller Marcelo Ebrard avanza en su vieja aspiración, recordemos en el 2011 se hizo a un lado para cederle la candidatura a López Obrador y ahora se destapó en Palacio Nacional en plena mañanera. “Hay que agradecer al presidente que nos tome en cuenta”, dijo en la conferencia del pasado 13 de julio, luego de revelarse que organizó una reunión con amigos y colaboradores cercanos donde manifestó su deseo de competir por la presidencia.

Ahora, Ebrard, tiene el reto de expandir sus tribus. Seguramente echará mano de uno de sus incondicionales, Mario Delgado, actual dirigente del partido.

Así las cosas, la política mexicana vive un hecho inédito por la sucesión adelantada que podría acarrear consecuencias más negativas que positivas. De ahora en adelante las decisiones y acciones que se tomen en la administración pública y en materia de gobernabilidad serán temas electorales con cargo al erario… en plena mitad del sexenio.

Vericuentos

¿Habrá periodo extraordinario?

A contrarreloj avanzan las negociaciones entre los diputados de Morena y el PAN, con sus respectivos aliados, para sacar adelante la aprobación de realizar un periodo extraordinario de sesiones. El clima en el seno de la Comisión Permanente no es apto para cardíacos. Nos cuentan que más allá de los posibles desafueros de Mauricio Toledo y Saúl Huerta, la bancada de Morena quiere terminar la actual legislatura congraciándose con el Ejecutivo federal y para ello maquinó ante la permanente subir algunos de los temas pendientes que serán más difíciles de sacar en la siguiente legislatura, cuando el partido en el poder no tendrá la mayoría absoluta.

La discusión previa a la sesión de la Comisión Permanente del pasado martes entre guindas y azules comenzó cuando los legisladores de Morena intentaron subir al pleno temas aún pendientes como la Reforma Político Electoral, las reformas al Instituto Nacional Electoral, la iniciativa de Ley para eliminar la discrecionalidad en la asignación de diputados y senadores de representación proporcional, las atribuciones de la Guardia Nacional y los desafueros.

Lo anterior provocó el enojo de los legisladores del PAN quienes habían anunciado su intención de votar a favor de abrir una sesión extraordinaria para que pasaran exclusivamente los juicios de procedencia de los diputados. Pero el albazo de los morenos de querer meter otros temas en la agenda, provocó que los blanquiazules determinaran no apoyar la realización de un periodo extraordinario en la Cámara baja.

A partir del 1 de septiembre próximo, cuando inicie la LXV legislatura, Morena necesitará el voto de 54 diputados más para alcanzar los dos tercios de los legisladores y poder cambiar la llamada Carta Magna. ¡Sopas!

@guillegomora