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Uno de los planteamientos que hizo Xóchitl Gálvez Ruiz en su discurso de este fin de semana fue, de ganar las elecciones presidenciales de junio próximo, que México tendrá el mejor aeropuerto de América Latina, un reto directo a la primera medida política que como presidente electo tomó Andrés Manuel López Obrador: cancelar la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en Texcoco, aduciendo una corrupción nunca demostrada… tanto, que las empresas encargadas de ese aeropuerto hoy son contratistas en obras clave del obradorato.

El pronunciamiento de la candidata de la opositora coalición Fuerza y Amor por México inflamó la imaginación y expectativas entre sus seguidores y todos aquellos que criticaron -y critican- la cancelación de una obra que reportaba un avance físico de 31% al momento de su clausura y que de haberse continuado (castigando en el proceso los actos de corrupción comprobados) habría entrado en funcionamiento en el tercer trimestre de 2023.

Como soñar no cuesta, inmediatamente se especuló que de ganar Gálvez Ruiz las elecciones, se refería a resucitar el aeropuerto de Texcoco.

Claro, primero tiene que ganarle una elección presidencial a la Industria Electoral de Palacio Nacional.

Como pronunciamiento político, el de la candidata presidencial es sin duda es un hit pues topa de frente la decisión económica mas irracional de la historia y que costará mas de medio billón de pesos pese a los intentos del auditor superior de la federación, David Colmenares, a maquillar los resultados de la revisión.

Pero como plan de infraestructura, recuperar el NAIM es bastante más complicado. Principalmente porque el actual gobierno dejó podrir y anegarse pistas y edificios; no se sabe que sucede con las losas de cimentación y basamentos -se destruyeron los sensores laser que medían minuto a minuto los hundimientos diferenciales de tales estructuras y que eran transmitidos al Instituto de Ingeniería de la UNAM– o a qué precio se malbarataron los restos metálicos como chatarra y/o incorporados en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles… sólo se saben que los foniles tubulares que darían cuerpo al Edificio Terminal que se usan como parches en la reparación de la Línea 12 del Metro que se derrumbó durante la administración capitalina de Claudia Sheinbaum.

En el primer trimestre de 2019, Gerardo Ferrando, entonces director del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, ordenó apagara las bombas de desagüe del polígono de lo que se sería un nuevo aeropuerto e iniciar la inundación por lluvia y escurrimientos; el entonces titular de comunicaciones y transportes, acérrimo enemigo del NAIM, Javier Jiménez Espriu, impidió retirar 5 millones de toneladas de piedra balasto -que se pretendía usar para el Tren Maya- y dejó que en lugar de superficies planas para aeropistas sólo restara un inmenso erial de pequeños y granujientos montículos fúnebres.

Ni siquiera el intento de crear el Acuaparque Texcoco, criatura mítica de Iñaki Echeverría y que ha costado varias veces lo invertido en salvaguardar Zonas Naturales Protegidas, puede ocultar el desastre… que sólo podría revertirse con un monumental gasto de capital del que ya no disponen las arcas públicas.

¿AICM reloaded?

Otra opción, tampoco sencilla pero que atiende a la realidad político militar del país, es la reconstrucción total del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México a cargo del vicealmirante Carlos Velásquez Tiscareño: reubicar todos los edificios terminales del lado de la actual T1 usando los amplios  terrenos de Aeropuertos y Servicios Auxiliares hoy a cargo de Carlos Villazón, ampliar calles de rodaje, reagrupar hangares y edificios de servicios en lo que hoy es la dispareja T2… y hasta una tercera pista en la zona federal de Bordo Poniente.

Como es sabido, el AICM, está bajo el cuidado de la Secretaría de Marina que encabeza el almirante Rafael Ojeda. Pero el presupuesto federal asignado al aeropuerto capitalino apenas le permite subsistir.

Del otro lado de la oferta política, el de Morena y aliados, el plan es trasladar del AICM todos los vuelos posibles al AIFA, bajo jurisdicción y control de la Secretaría de la Defensa Nacional al mando del general Crescencio Sandoval. Y, se me olvidaba, concluir el acuaparque de Texcoco.

Gruma, con todo con Yucatán y Mission

Toda una lección de política industrial y negocios dejó ayer Juan González Moreno, director de Gruma, al anunciar la inversión de unos 1,500 millones de pesos a lo largo de 6 a 8 años para poner su nueva planta productora de tortillas, tostadas y botanas empacadas Mission Foods, misma que estará ubicada estratégicamente en el municipio de Hunucmá, Yucatán, cercana tanto al puerto de abrigo en Sisal como al puerto industrial de Progreso. Con capacidad para producir 56 mil toneladas anuales de alimentos procesados, la nueva planta empleará 800 empleados directos para exportar las exquisiteces mexicanas al sureste de EU, el Caribe y Centroamérica. El gobierno de Mauricio Vila empuja la inversión, sin duda.

@mfloresarellano

floresarellanomauricio@gmail.com