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Hugo López-Gatell Ramírez tiene que estar en la cárcel y está en Palacio Nacional, junto a Andrés Manuel López Obrador, como coordinador general de Política y Gobierno.

   El epidemiólogo que se atrevió a llamar golpistas a los niños con cáncer, que se negó a recomendar el uso del cubrebocas durante la epidemia de Covid-19 “porque no sirve” y que lleva sobre la espalda más de un millón de muertos debido a su negligencia, regresó a la beca de la mano de su protector.

     Sabe que le pueden fincar responsabilidades si el partido del que ahora vive pierde la Presidencia y por eso buscaba el fuero con una diputación o senaduría, prometidas en caso de que no resultase ganador de la candidatura el gobierno de la capital del país.

    Y sabe que por eso le llaman El Doctor Muerte.

      -El mínimo era seis mil, otro escenario era ocho mil, otro era 12 mil 500, que lo presentamos en una conferencia de prensa el 27 de febrero, allá en Lieja, en la Secretaría de Salud, y teníamos así hasta 28 mil, que se redondea a los 30 mil, incluso un escenario muy catastrófico que pudiera llegar a 60 mil, dijo entonces sobre el número de muertos.

   La peor cifra, la catastrófica, se alcanzó en agosto de 2020, apenas cinco meses después de que comenzara en México la epidemia, en marzo de 2020.

   Entre ellos, miles de integrantes del personal médico.

  Un cinicazo.

Ese buen hombre dejó la SSa para buscar la candidatura al gobierno de la Ciudad de México (CDMX), pero fue dejado en la orilla y no alcanzó ni reintegro.

  Su salario de 125 mil pesos mensuales es una insulto más para cuando menos 50 millones de mexicanos que sobreviven con menos de diez mil pesos al mes en la formalidad o en la informalidad.

   El exsubsecretario de Salud, responsable del combate a esa enfermedad por orden de López Obrador, se atrevió a decir que el presidente no era un foco de contagio.

  “La fuerza del presidente es moral, no es una fuerza de contagio. En términos de una persona o de un individuo que pudiera contagiar a otros, el presidente tiene la misma probabilidad de contagiar que tenga usted o que tenga yo. El presidente no es una fuerza de contagio, no tiene por qué ser una persona que contagie a las masas o al revés”, dijo el zalamero funcionario a pregunta de una reportera.

   López-Gattell Ramírez ha sido siempre un oportunista, desde que en el gobierno de Felipe Calderón fue echado a la calle por su fracaso para atender la epidemia de Influenza.

   ¿Lo recuerda?

   En el reparto de candidaturas de Morena suplicó que le incluyeran y lo hicieron, pero no ganó ni la famosa y ridícula encuesta para elegir al heredero de López Obrador y Claudia Sheinbaum Pardo en las matutinas del Zócalo.

Seis meses después de haber dejado la subsecretaría de Salud López-Gatell Ramírez tiene un nuevo empleo: cargar un espejo a donde quiera que vaya su amo y sostenerlo cada que haga una parada para preguntar “¿Quién es el presidente más guapo e inteligente?”.

    Ese es el exsubsecretario de Salud que hasta al secretario Jorge Alcocer Varela ninguneaba y que ordenó ya no comprar los medicamentos contra el cáncer y racionar las aspirinas o su equivalente en los hospitales del sector Salud.

   Ese es el asesino que los seguidores de López Obrador, ignorantes, comprados con alguna de las becas que suman 872 mil millones de pesos anuales del erario, aplauden cual héroe.

Vámonos:  La elección será más peleada de lo que alardean los aplaudidores del régimen y eso tiene muy molesto y preocupado al señor que presume austeridá y vive en un palacio.

   alberto.montoya@diahabil.com.mx    @albermontmex